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De personas con piel dura y de cómo hacerse una crema de calabaza y jengibre con ellas para calent

Esta mañana preparé la crema de calabaza que más me gusta, por el toque de calor interno que al incorporar el jengibre se logra, que sumado a ese intenso color calabaza logra el disfrute de todos mis sentidos. Si esta receta tuviera música incorporada sonaría "Close to you", justo la canción que sonaba esta mañana mientras pelaba la calabaza y reflexionaba en la aparente dureza de su piel. Recordaba cuando me ponía de mal humor por lo mucho que me costaba pelar las calabazas, antes del día en que pude ver a alguien disfrutar de ello, mientras lo hacia con un pelador de zanahorias. Y es que hay tantas personas que creen que pelar una calabaza es difícil, solo porque nunca han intentado pelarla con un pelador de zanahorias que es curioso porque entonces descubres que pelar esa cucurbitácea no tiene ciencia ninguna.


En mis reflexiones de hoy, reparaba en que a menudo se presentan en nuestra vida personas con piel de calabaza, de todo tipo además. Personas aparentemente difíciles de pelar. Pero que simplemente nos hacen de espejo, porque esa piel no es mas que mi personalidad forjada por mi cultura y a veces endurecida por las experiencias o entornos que he vivido. Gente con la que no coincidimos en opinión, estilo, en fin cultura en cualquier forma. Y entonces no sabemos como "pelarlas" tratarlas de manera fácil, se nos hacen difíciles de tratar para lograr no ver su lado duro. Y ahí justamente, es donde aparece la oportunidad de encontrar la herramienta necesaria.


Un momento especial en el que despertar nuevos potenciales y descubrir, que considerar fácil lo difícil es una opción más en mi libertad.


Ese pelador de calabazas interno (presencia) esta a disposición nuestro, para ser usado cada vez que nuestra mente entra en contacto con personas que considera duras de pelar. La cuestión es elegir entre sufrir el rigor de su rigidez mental o trascender a nuestro pelador interior (presencia) que directamente ve el sufrimiento que siento al enfrentarme a ellas y que al permitirme sentirlo en su presencia homeopatica y llena de propiedades para mi, me brinda la liberación de la piel de mi cultura y todas las culturas.


De ese modo me asciendo sobre la situación cultural y decido sobre mi situación emocional, ?¿sufrir o no sufrir? ¿así de simple?. Así de simple, que mas da porque, tan solo es una elección reconozcamoslo. Con pelador o sin pelador es opcional, nunca sufrible.


En caso de que escojas el pelador o la libertad que supone, comprender que no hay nadie que pueda exacerbar tu sistema nervioso de pensamiento o emocional, tendrás acceso a la dulzura de esa tierna calabaza que tienes dentro y de toda la ternura que existe más allá de esas pieles duras pero sin ciencia para el amor en busca de su liberación.


Crema de calabaza y jengibre


1 kilo de calabaza

400gr. de patata

350grs. de cebolla

una nues de jengibre pelado

aceite de oliva

caldo de pollo o fondo vegetal

sal y piemienta al gusto


Por cierto, os dejo la receta de esa deliciosa crema de calabaza y mi truco infalible para calentar el alma con ella, escuchar a los ingredientes ellos os guiaran.

Pelar la calabaza, a ser posible que sude al trocearla ligeramente así os dirá que esta jugosa y llena de zumo con carotenos, ideales para nuestra piel, pelar las patatas y las cebollas y hechar todos los ingredientes troceados grosamente en la olla con aceite caliente. Mover hasta dorarlos, los ingredientes han de sentir la tensión del aceite, no se trata de que cojan color pero si que sientan que el aceite quema, cuando os digan que empiezan a sentir sus efectos en su aspecto, relajarlos con la ducha del caldo hasta cubrirlos. Añadir sal y pimienta al gusto y cocer por media hora y triturar. Ojo importante incorporar un chorro de aceite de oliva virgen extra en ese momento, no os imagináis la textura que incorpora este detalle a la crema le da un toque de terciopelo, probadlo!!! pasar por el chino y a disfrutarla.


Si queréis combinarla y decorarla, podéis poner unas lascas de queso y si tenéis la ocasión como yo hoy, de que sea un pecorino con trufa, (regalo y cortesía de los viajes de buenos amigos) entonces abrid una botella de vino, en mi caso un Primero de Fariña, porque la ocasión la merece.


Buen provecho!!!


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